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ABUSO ESPIRITUAL ( lealo y vea si eso se vive en su congregacion

Abuso Espiritual
Ignacio García

El líder de una iglesia abusadora es dogmático, autosuficiente, arrogante
y se convierte en el punto focal espiritual en la vida de sus seguidores.
El líder supone que está más sintonizado espiritualmente con Dios que nadie más.
Afirma tener una comprensión de la Biblia que nadie más tiene

Introducción

Este estudio está basado en las características sobre Abuso Espiritual que han compilado varios autores interesados en el tema, entre ellos Ronald Enroth, Jeff Von Vonderen y Pat Sukeran & Proben Ministries. El tema ha sido enriquecido con otras observaciones propias que extraje de mis lecturas bíblicas y la experiencia personal de haber experimentado en carne propia entre gente que practica el abuso.
Uno podría pensar que las características que se detallarán en este estudio se hallan sólo en las sectas y cultos, sin embargo, como veremos, éstas existen, desafortunadamente, en algunos grupos que basan su enseñanza en la Biblia.
En 1 Juan 4:18, dice: “En el amor no hay temor, porque el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí mismo castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” Ese perfecto amor puede ser otorgado sólo por Jesucristo; Él es el perfecto amor. Y perfecto quiere decir, sin miedo, que no falla, excelente, incondicional, no amenazador, no abusivo, total. Entonces, parto de la postura del perfecto amor, para preguntar si algunas conductas asumidas por algunos ministerios (pastores, líderes, familias o grupos de poder) están de acuerdo, son congruentes, con el perfecto amor, o continúan intimidando a la gente, engañándola, abusando de ellas espiritualmente, con doctrinas extrañas a la Biblia.
Pedimos a Usted ore a Dios para que le revele la Verdad, lea su Biblia para ver si lo que decimos aquí es lo correcto. Por último, si Usted sospecha que está bajo un sistema religioso abusivo, sólo marque, subrayando, cada uno de los puntos que aquí se tratan. Si marca más de 2, usted realmente no está siguiendo una iglesia y una doctrina sanas. Pida a Dios que le ayude a hablar con los líderes de su iglesia; dígales que quiere usted permanecer en ella, pero que ha descubierto que algo no está de acuerdo al Perfecto amor de Jesucristo.
Características de iglesias que abusan
En su libro Churches That Abuse (Iglesias que abusan), el Dr. Ronald Enroth analiza cuidadosamente varias de estas iglesias. Revela los métodos sectarios que usan estos grupos y señala varias marcas distintivas de las iglesias abusadoras.
Primero, las iglesias abusadoras tienen un estilo de liderazgo orientado hacia el control.
Segundo, los líderes de este tipo de iglesias usan la manipulación para lograr la sumisión total de sus miembros.
Tercero, hay un estilo de vida rígido y legalista que involucra numerosos requisitos y detalles minuciosos de la vida diaria.
Cuarto, estas iglesias tienden a cambiar de nombre a menudo, especialmente una vez que son expuestos por los medios.
Quinto, la desaprobación de otras iglesias es frecuente, porque se consideran superiores a todas las demás iglesias.
Sexto, estas iglesias tienen un complejo de persecución y consideran que son perseguidas por el mundo, los medios y otras iglesias cristianas: se llaman “atacadas por el enemigo”.
La séptima y última señal de las iglesias abusadoras es la gran dificultad que tienen los miembros para salir de estas iglesias, un proceso que suele estar marcado por el dolor social, psicológico o emocional.

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Las personas involucradas en una iglesia que parece reflejar estas características harían bien en evaluar la situación en profundidad y dejar la iglesia, si corresponde. La permanencia puede aumentar los riesgos de dañar sus relaciones familiares y multiplica la probabilidad de perder su perspectiva. Los miembros de este tipo de iglesias suelen desarrollar una visión distorsionada de la realidad, desconfían de todos, y sufren de estrés, temor y depresión. Algunos ex miembros llegan a experimentar estas cosas luego de huir de una iglesia abusadora. Hay también varios casos documentados en los que la relación con una iglesia abusadora ha llevado a la muerte de personas o sus familiares. Algunas de estas iglesias tienen redes de muchas iglesias hermanas. En algunos casos, estos grupos se han separado de denominaciones más tradicionales. En ocasiones, los nuevos grupos han sido denunciados por la denominación madre. Este tipo de grupos suelen disfrazarse al cambiar frecuentemente el nombre de su organización, especialmente ante publicidad adversa. Esta práctica hace que la verdadera naturaleza de estas organizaciones sea más difícil de determinar para la persona poco suspicaz.

1. Postura en Relación al Control (Poder)

Esta característica es la más utilizada por los grupos abusivos; de ella dependen las demás conductas que son ejercidas por ministerios no sanos que pretenden basar su funcionamiento en conceptos “bíblicos”. Esto significa que el líder (puede ser el pastor, los ancianos, administradores, co-pastores, ujieres, o maestros) pasa mucho de su tiempo enfocado en enseñar que él posee la “autoridad” dentro del grupo. Tanto el pastor como los líderes aprovechan cada ocasión para hacer ver a la gente quién es allí el “ungido”, el varón de Dios, el elegido, el padre espiritual, etc. ¿Por qué este gasto innecesario de tiempo para hacer ver a otros quién es allí el que manda? Simplemente porque esa “autoridad” no es real o genuina; de otro modo no habría por qué estarse recordando acerca de esa investidura.
El líder de una iglesia abusadora es dogmático, autosuficiente, arrogante y se convierte en el punto focal espiritual en la vida de sus seguidores. El líder supone que está más sintonizado espiritualmente con Dios que nadie más. Afirma tener una comprensión de la Biblia que nadie más tiene. O tal vez diga que recibe revelaciones personales de Dios. Debido a estas afirmaciones, la posición y las creencias del líder no pueden ser cuestionadas; sus afirmaciones son concluyentes. Para miembros de este tipo de iglesia o grupo, cuestionar al líder equivale a cuestionar a Dios. Si bien el líder tal vez no diga esto, esta actitud se ve claramente por el tratamiento de quienes se atreven a cuestionar o desafiar al líder quien suele tomar decisiones personales que sólo incumben a sus seguidores. El pensamiento individual está prohibido; de esta forma, los seguidores se vuelven dependientes del líder.

El Sistema Piramidal

Estas conductas sólo suceden en un sistema espiritual que ha desechado las enseñanzas de Pablo en 1 Corintios 12 en donde se nos dice que “ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:27.) El concepto de Cuerpo que ofrece Pablo es muy simple: pone a Cristo (no a ningún hombre) como cabeza, y a los demás como partes significativas de ese cuerpo.


Dentro del cuerpo (en forma de círculo) se hallan los miembros de éste, entre los cuales, naturalmente, existen ministerios como el de apóstol, maestro, pastor, evangelista, etc. Pero nunca estos ministerios están dados el uno sobre el otro.
Sin embargo, en la jerarquía de tipo abusivo, el líder no rinde --o tiende a no rendir-- cuentas a nadie. Aun cuando exista una junta de ancianos, ésta suele estar formado por personas leales al líder y que nunca estarán en desacuerdo con él. Este estilo de liderazgo no está avalado por la Biblia. Según la Biblia, todos los creyentes tienen el mismo acceso a Dios y son iguales ante Él, porque fuimos salvos por su gracia, y todos estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios. En 1 Tesalonicenses 5:21 se indica a los creyentes que analicen todas las enseñanzas contra la Palabra de Dios. Hechos 17:11 dice que aun el apóstol Pablo estaba bajo la autoridad de la Biblia, y se elogia a los hermanos de Berea porque verificaron las enseñanzas de Pablo con las Escrituras. Tanto los líderes como los laicos deben vivir de acuerdo con la Biblia.
Pero, a fin de evitar enfrentar este concepto de Pablo, muchos líderes acuden inmediatamente al Antiguo Testamento. Allí encuentran un montón de ejemplos para justificar su liderazgo sobre otros –no al lado de otros. El personaje favorito de estos líderes es Moisés; en él hallan y hacen que se acomoden todas las cualidades para ejercer un ministerio impositivo. Así, estos líderes transforman el diagrama de Pablo (de forma circular) en otro llamado “top-down”, o piramidal (o también episcopal); un sistema en el que Dios se halla hasta arriba (ya nada más faltaba que no), luego, y regularmente, el pastor, y de allí una cadena de “servidores” --cada uno de los cuales tendrá oportunidad de practicar su “unción” a través de una autoridad que viene, dicen, del que está arriba de ellos. Hasta la mera parte de abajo se halla el resto de la congregación: “las ovejitas”, a las cuales el pastor de un sistema piramidal, mira como si fuera Zeus entronado en el Olimpo.
El ridículo más grande ocurre cuando la esposa del pastor se auto-nombra “pastora”. Sólo porque es la esposa del pastor, ya también se atribuye este nombre acompañado de ínfulas de autoridad semejantes, y a veces mayores, a las del marido. Esto es como llamar “maestra” a la esposa de uno de los maestros de la iglesia, o llamar “doctora” a la mujer de algún hermano que tiene este título. Si bien es cierto que muchas esposas de pastores ejercen con dignidad esta función, lo reprobable es que esa atribución “pastoral” de la mujer en las iglesias abusivas es “automático”; la mayoría de las veces plagada de ignorancia. Además, el único lugar en donde Pablo habla de autoridad refiriéndose a las mujeres, es sólo para decirles que “no le permito a la mujer enseñar o tener autoridad sobre el hombre…”
(1 Timoteo 2:12)
Todo ocurre sin sustento bíblico alguno. Cuando a alguno de estos líderes se les pide bases bíblicas que apoyen esa “autoridad” que se han auto-adjudicado, la mayoría lo mandan a uno con el pastor; pero el pastor también se guardará de responder porque, en realidad, no existe ninguna base bíblica para este tipo de autoridad. Si bien nos va, nos mandan a ya saben donde y con quién: al Antiguo Testamento y con Moisés.


El Mimetismo del Poder

Ya se ha dicho que los líderes abusivos echan mano de personajes bíblicos para poder ejercer su ministerio también abusivo. Lo más peligroso ocurre cuando estos líderes, para “apoyar” su liderazgo, se mimetizan con algún personaje bíblico. Mimetizar quiere decir “hacerse igual que”, “uno mismo con”. El predicador o maestro toma una cita (regularmente del Antiguo Testamento), la lee y la “explica”, de tal forma que Gedeón llega a encarnae en el pastor mismo quien se hace uno con el personaje bíblico: el pastor es Gedeón... los 300 que fueron aprobados por Dios, es el resto de la congregación que debe seguirlo incondicionalmente. José resulta ser (casualmente) también el pastor de la iglesia quien da de comer a los hermanos (la congregación). Si se trata de David la emoción sube de tono: el pastor o predicador se adjudica nuevamente tal personalidad: es, otra vez, el “ungido” que está predicando, y que ha sido puesto para “pastorear” a los de la cueva de Adulam (esta vez la congregación se vuelve un montón de desarrapados). Pero el pastor es también Moisés, marchando delante de los miembros para cruzar el Mar Rojo en busca de algún edificio nuevo, un camión para “traer” gente a la iglesia, o simplemente para que alguien se anime a entrar al ministerio del “talento”... Regularmente, el líder se dice cansado y pide a los creyentes que le “levanten los brazos” para que pueda seguir sosteniendo su vara. Ridículo de verdad.
Aunque, más peligrosamente aún, el líder abusivo suele adaptarse (aunque de forma más sublime) a la persona de ¡Jesucristo!. El líder dice a la congregación “floja e indiferente” que él, el pastor, está esperando que sus miembros “le den de comer a la gente”... que si ellos no pueden, él, como Cristo, sí podrá.
Esta forma de hacerse “uno e igual” a los personajes bíblicos es una muestra clara de una iglesia no sana. Curiosamente, el líder jamás se hará igual a, por ejemplo, Jonás, Saúl o Judas; esos papeles se los deja a los demás líderes o a miembros que han mostrado algún tipo de desacuerdos con él dentro de la iglesia.
Cuando el líder se da cuenta, ya él mismo se cree todas estas aberraciones. Entonces comienza a predicar cosas como: “Aquí yo soy el único que recibe revelación de Dios... Ustedes deben confiar en Dios a través de mí; yo sé lo que es mejor para ustedes; no pregunten a nadie más. Yo tengo la responsabilidad y la carga de cada uno de ustedes de acuerdo a la Palabra de Dios”.

La Pretendida Autoridad

Los líderes abusivos basan mucho de su poder de control, en una pretendida autoridad que viene en escalera desde la punta de la pirámide; obviamente, el pastor es quien más “directamente” recibe autoridad de Dios, para “ponerse sobre otros”. Este concepto, naturalmente, está torcido: nace de no conocer en absoluto las Escrituras. Un grave problema de quienes practican estos sistemas de abuso es su poca o nula educación ministerial o que, en el mismo instituto bíblico al que asistieron, se les inyecta con esta doctrina falsa de la autoridad.
La palabra autoridad, exousia, aparece 38 veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento sólo se usa dos veces, la primera vez en el libro de Esther 9:29, la segunda en Proverbios 29:2. Existen asimismo las palabras “dominio” y “poder” como sinónimo de autoridad. En el Antiguo Testamento “poder” o autoridad, se usan siempre para establecer una relación entre dos naciones, una de las cuales está sometida a la otra bajo ese dominio o autoridad. Jamás se utiliza para denotar una relación personal hombre-hombre/mujer.
Ahora bien, los líderes abusivos jamás enseñan un punto que echaría por tierra sus aspiraciones divinas: Dios creó al hombre y le dio autoridad sobre todo lo que hay en la tierra, excepto sobre el hombre mismo. Cuando existe dominio de una persona a la otra, entonces hay conflictos; a nadie le gusta ser dominado: por mucho que quien domine se diga “ungido” del Señor. Dicho esto, a los líderes abusivos sólo les quedan una o dos citas de las Cartas de Pablo para apoyar su pretendida autoridad, si bien jamás examinan cuál es la verdadera autoridad que Dios dio a los creyentes. Un examen cuidadoso del Nuevo Testamento, nos habla que efectivamente, sí tenemos autoridad. Esa autoridad proviene de Jesús, Él tenía autoridad y la ejerció y nos la dio a sus discípulos. ¿Pero qué tipo de autoridad es la que Jesucristo practicó? ¿Fue Jesús un autoritario, es decir, alguien que trataba de controlar emocional y mentalmente a las multitudes y a su prójimo? Creo que no. Veamos cuál es la autoridad que Jesús permitió y puso en práctica. Jesús tiene autoridad para:
1) Hacer discípulos (Mateo 28:18);
2) Echar fuera de demonios (Lucas 9:1);
3) Resistir veneno de serpientes y escorpiones (Lucas 10:9);
4) Hacer milagros (Juan 2:18);
5) Para juzgar a las naciones (Juan 5:27);
6) Para tomar su vida de nuevo y resucitar (Juan 10:18); y
7) Dar vida eterna (Juan 17:2).

En ningún momento Cristo habla de ejercer dominio sobre otro hombre; Él mismo aborrecía esta práctica. ¿Por qué tendríamos que creer a pastores abusivos que ellos sí tienen poder y dominio sobre sus “ovejas”?

Hubo un momento en la vida de Jesús, que surgió esta pregunta natural en mentes naturales: ¿Quién es (será) el mayor en el Reino de los Cielos? Cuando eso sucedió Jesucristo les tenía una sorpresa:

“En aquel tiempo se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, le puso en medio de ellos, Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:2-4).

La pregunta era muy simple ¿Quién va a mandar sobre quién en el reino de los cielos y ahora, entre nosotros, aquí, cuando Tú te vayas? La respuesta de Jesús es sorprendente: ¡El mayor en el reino será el que se humille y tenga un corazón de niño, sin malicia ni doble sentido! ¿Tienen ese corazón y actitud esos líderes que más bien parecen capataces sobre las ovejas?.
La duda persistió. Los discípulos como que no se conformaban; humanamente deseaban tener dominio sobre sus compañeros. Así es que Jesús les tuvo que dar otra lección. Con esta nueva enseñanza, los sacó de su sistema de creencias, anuló todo concepto de lo que era dominar al otro: los dejó fríos; así como deja bufando de impotencia a esos líderes abusivos que creen tener carta de propiedad sobre la congregación. Justo en su condena contra los fariseos, en Mateo 23, Jesús hace resaltar, precisamente, el papel del dominio del uno sobre el otro, y dice:

El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado. (Mateo 23:12).

Pero aún no bastaba: los discípulos se hicieron los desentendidos. Entonces Jesús se puso de ejemplo:

“Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor. Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores: Mas entre vosotros, no será así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más joven; y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve. (Lucas 22:24-27).

Los líderes abusivos siguen en la contienda preguntándose ¡quién es el mayor!. Obviamente, en la contienda final el pastor abusivo se adjudica ese título, y deja que los demás se disputen el resto de los puestos. Muchos de esos pastores, para validar esa su falsa autoridad, tuercen esta Escritura; insisten en decir que ellos tienen una autoridad especial. Toman el texto fuera de contexto y, carentes de todo conocimiento exegético, dicen: “¡Ah!, pero la Escritura dice que aún así, existen mayores y menores, y, entonces, yo soy el mayor”. Pobres, no entienden el significado de mayor/menor como se utiliza en el original griego: no se trata de un “más grande” o “alto” en el sentido jerárquico, sino de más o menos humildad o disposición, para obrar en el Reino de Dios de manera funcional.

2. Manipulación

Este tipo de autoritarismo falso y anti-bíblico debe ser protegido y cuidar que no vaya a ser puesto en tela de juicio por algún miembro entendido en las Escrituras.
Las iglesias abusadoras se caracterizan por la manipulación de sus miembros. La manipulación es el uso de fuerzas exteriores para lograr que otros hagan lo que alguien quiere que hagan. Aquí la manipulación se usa para hacer que las personas se sometan al liderazgo de la iglesia. Las tácticas de manipulación incluyen el uso de la culpa, la presión de sus semejantes, la intimidación y las amenazas de juicio divino de Dios por la desobediencia. A menudo, se lleva a cabo una dura disciplina pública para promover el ridículo y la humillación.
Otra táctica es la filosofía del "pastoreo". Según se practica en muchas iglesias abusadoras, esta filosofía requiere que cada miembro responda personalmente ante otra persona de mayor experiencia. Uno debe revelar todos sus pensamientos y sentimientos personales a esa persona y discutir con ella sus decisiones futuras. Esta información personal no se usa para ayudar al miembro sino para controlarlo. Sutilmente, al creyente se le aconseja que se busque un “tutor” entre algunos miembros más antiguos; se les convence a la tutoría con ejemplos tan absurdos como los de Josué bajo el mando de Moisés o Eliseo como seguidor de Elías.

Otra forma de control es el aislamiento. Las iglesias abusadoras pueden interrumpir el contacto entre un nuevo miembro y su familia, amigos y toda otra persona no asociada con la iglesia. ¡Qué diferente es este estilo de liderazgo del liderazgo de Jesús, el Buen Pastor, quien conduce a sus ovejas amorosamente, amablemente, humildemente y con sacrificio!
Una de las tácticas más abominables es la del espionaje. El pastor o líder recomienda a algunos de sus incondicionales ya probados, que vayan y “espíen” a quienes no hablan bien del pastor. Así, se pone al hombre (a un hombre común y corriente y con todas las debilidades humanas), en un pedestal. Las sugerencias, reprimendas y diatribas de los que defienden y espían para el pastor, son de un tono más o menos así: “No hables mal de tus líderes porque si lo haces te va a dar lepra como les dio a Aarón y María”. La “ovejita” que no entiende nada de Aarón ni de María (porque la enseñanza bíblica que se le da no alcanza para que sepa quiénes son estos personajes), agacha la cabeza y con gran culpa se retira del lugar.

Otra vez, si uno pide explicación de esta conducta dentro de la iglesia a uno de los líderes espías, éste tampoco cree entender si lo que hace (esa “doctrina”) es correcta o no ¾él simplemente “obedece” al “ungido”. Lo peor: con el tiempo y por costumbre, la congregación y líderes zalameros del pastor llegan a creer que todo lo que se hace y práctica allí ¡se encuentra en la Biblia... creen que así lo ordenan las Escrituras! A su vez, el pastor, perpetua el engaño al colocar en puestos de liderazgo sólo a gente que se “somete” a su autoridad sin cuestionar nada.

Obediencia, Sometimiento, Sujeción

En los sistemas abusivos, los líderes estarán preocupados acerca de lo que la gente hace, bajo una fórmula que se lee: lo que haces = lo que mereces. Es decir, el miembro es interrogado acerca de su trabajo, sus entradas financieras... todo lo relacionado al dinero. Si el miembro resulta ser candidato a ser “diezmador de primera”, inmediatamente (sin mediar análisis espiritual de por medio) se le hace candidato para un puesto dentro del liderazgo. Si el miembro no resulta ser tan “solvente económicamente”, la “investigación curricular” del miembro, se transforma en un instrumento de información para conocer cuánto tiempo libre puede emplear ese miembro trabajando para el “ministerio” del pastor y su familia. Cuando los líderes preguntan al miembro qué hace, en qué trabaja, cómo gasta su tiempo, no es porque quieren considerarlos y tratar de ayudarlos, sino para decirles frases como: “No trabaje tanto, Dios va a proveer si sirve a la iglesia (y a la casa del pastor) más de lo que sirve a su trabajo secular”.
Comienza entonces un “estira-y-afloja” con el propósito de convencer a la oveja a que dedique tiempo a “servir en el ministerio”. Si esto no funciona por las buenas se echa mano del concepto de obediencia, sumisión, sujeción, con el apoyo que emana del punto No. 1: “Tienes que obedecer al varón que Dios nos puso como líder en todo lo que él te diga, sin preguntar.” Esta idea de obediencia, cuando por no estar ejecutada bajo el concepto bíblico, se ejerce de forma humillante, deshonesta y con un sentido de explotación a la “oveja”, que muchas veces llega a la ignominia.
El sistema abusivo ha perdido, bajo el sistema piramidal, el verdadero concepto de la obediencia. Los pasajes en los que se basa este tipo de control a la obediencia se hallan en Romanos 13:1, 1 Pedro 5:5 y Hebreos 13:17. Sin duda que son de suma importancia y hay que ponerlos en práctica en nuestra vida cristiana, sólo que los líderes abusivos los leen mal y sin el equilibrio debido. Por ejemplo, muy rara vez los líderes mencionan Hechos 5:29 en donde se nos dice que “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, o Jeremías 17:5 “Maldito el hombre que confía en el hombre, y aparta su corazón de Jehová”.
Por otro lado, pocos o ninguno de los creyentes obedientes dedica el tiempo suficiente para analizar lo que en la Biblia quiere decir la palabra “obedecer”. Peor están los abusivos que están convencidos que han sido llamados para humillar a otros, porque, dicen, esa conducta se halla en la Biblia. Por ejemplo cuando leen en Hebreos 13:17 “Obedecer a vuestros pastores y sujetaos a ellos”, creen que estas son reglas que sus adeptos deben seguir a pies juntillas.
Pero veamos más claramente a la luz del significado real lo que se quiere decir con las palabras obedecer y sujetar. De acuerdo a la Greek-Hebrew Key Word Study Bible, la palabra usada es un verbo que significa: convencer (por un argumento verdadero o falso); por analogía, pacificar o reconciliar; también significa confiar en, fiarse de, acuerdo, seguridad, confianza. Finalmente: ser persuadido.
La mayoría de los líderes abusivos confunden la magnesia con la gimnasia. Empeñados en ser igual a Dios (o por lo menos estar jerárquicamente debajo de él, o convertirse en la boca del Señor), toman la obediencia a Dios como obediencia a su auto-impuesta “autoridad”. Pero también fallan, porque en la Biblia, la palabra que se utiliza para obediencia a Dios, es shêma, significa: oír inteligentemente (a menudo, con implicaciones de atención, discernir, testificar, comprender).
Como se ve, en ningún momento “obedecer” quiere decir que alguien da una orden y el otro la acata sin pensar, sin preguntar, sin analizarla o juzgar si esa orden es correcta desde el punto de vista bíblico o no. Eso a los líderes no les interesa; una de las frases más usadas por los sistemas abusivos es aquella que dice: “el pastor dice que esto es mandatorio, así es que obedezcan”.
El Nelson's Illustrated Bible Dictionary, dice que “Obediencia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está relacionada con la idea de escuchar. Obediencia es una respuesta positiva, activa a lo que una persona escucha. Dios convoca a las personas a una obediencia activa a Su revelación. La falla del hombre en desobedecer a Dios (no escuchar atentamente y no analizar lo que Dios le dice) ciertamente resulta en juicio para el hombre”. [el subrayado es mío].

La otra frase que usan los abusivos es “someter/sujetar”. Los autoritarios creen que esto equivale a que la “oveja” tiene que agachar la cabeza y hacer todo lo que se le mande, pues está bajo una cadena de mando que viene desde Dios, pasa por el pastor y termina con un ujier o cosa semejante. La palabra someter y aparece en griego siete veces en el Nuevo Testamento; dos se refieren a la sujeción de la esposa al marido, una a Dios, una a las autoridades del mundo, y tres a los líderes. Al examinar estas últimas citas nos damos cuenta que poseen dos partes y no sólo una como algunos líderes abusivos las quieren hacer pasar; porque los abusivos toman la parte que les conviene, y desechan la otra.

La primera cita se halla en 1 Corintios 16:16: “Os ruego que os sujetéis a personas como ellos” Pero ¿a quién hay que sujetarse así? ¿Quiénes son ellos?. Los versículos anteriores en este pasaje, son los que se comen los abusivos; el verso 14 dice: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor”, y el 15, dice que “porque ellos se han dedicado al servicio de los santos”. Estos son dos requisitos, condiciones o señales que indican a quién debe darse obediencia en las cosas de Dios. No podemos estar obedeciendo ciegamente a quienes se dedican a utilizar a otros para llenar sus expectativas financieras y personales. Ahora, el final del verso 16 (que también se comen los abusivos), dice: “así también [sujétense] a los que ayudan y trabajan”. Un signo casi equívoco de los abusivos es que, dada su tremenda “autoridad” sobre otros, dedican la mayor parte de su tiempo a NO HACER NADA (eso sí, con mucha discreción)
La otra cita es Hebreos 13:17. La segunda parte del verso habla de una razón por la cual me debo sujetar a mi líder: “porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría” [no groseramente ni con autoritarismo].
La tercera cita es de 1 Pedro 5:5 y va dirigida a los jóvenes. Esta cita es usada muy a menudo para reprender a éstos e irles enseñando el camino de la “obediencia” irreflexiva. De lo que nunca se habla es que estos líderes, ancianos, pastores, deben mostrar integridad para que sean objeto de respeto y sujeción por parte de los jóvenes. Los versos 3 y 4 hablan de que los ancianos “deben cuidar la grey, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias deshonestas, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío de los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplo de la grey”.
Como se ve, existen dos partes del argumento aquí: obedecer (como ya se ha descrito arriba, y sujetarse). Esta es la parte que les gusta a los abusivos. Pero para que la primera parte se lleve a cabo, lo cual es perfectamente bíblico y no se objeta de ningún modo, es necesario cumplir con una condición de honestidad, trabajo, comprensión, y sobre todo, de humildad para estar al mismo nivel y no arriba de los demás; esta segunda parte es omitida por la casi totalidad de quienes viven bajo un sistema abusivo.

Reglas no Habladas

Si el llamado a la “obediencia” no funciona, existen entonces un montón de reglas (no bíblicas por supuesto) que los líderes de un sistema abusivo tienen y guardan debajo de la manga para aplicarla cuando algún miembro se les ponga “rebelde”, o simplemente comience a mostrar desacuerdo con lo que el pastor y/o los líderes piensan y enseñan. Estas reglas no se publican ni están escritas. Su aplicación resulta paradójica como absurda: “Puesto que no se escriben …tú no sabes de ellas hasta que las rompes.”
Una de las reglas más comunes, a la vez que aberrantes, es: “No hables del pastor o su familia vas a salir expulsado de la iglesia, o a ser ‘disciplinado’ o removido del cargo que tienes”. Si esto no basta, entonces se le añade: “Murmurar de un líder de Dios te va a traer un castigo como la lepra de Aarón y María cuando murmuraron contra Moisés”
¿Cómo un Dios de amor y misericordia va a hacer esto a un hombre que murmuró, habló de un hombre tan común y corriente como él mismo? ¿Puede este perfecto amor condenar a alguien a sufrir alguna calamidad cuando lo que dice el Señor es simplemente “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”?
Otra vez, los líderes ignoran el sentido de las palabras en la Biblia. “Murmurar”, es el equivalente a la palabra inglesa “slander” que quiere decir “calumniar”; y calumniar es decir algo, o testificar de algo que no es verdad. Esto no es lo que sucede en la mayoría de los liderazgos abusivos. Para ellos un simple desacuerdo, ya es murmurar; si alguien no está de acuerdo con que el pastor pase tanto tiempo viajando o viendo televisión, a esto ya se considera murmurar; si se le piden cuentas transparentes del dinero que entra a la iglesia; eso también es murmurar. No hay nada de malo en preguntar por esto; así es que Dios no puede “castigar” a nadie por ese hecho.
Para cubrir todo lo incompatible de su vida cristiana con lo que la Biblia dice, el líder se mimetiza, otra vez, con Moisés para infundir temor en quienes lo critican. Sólo que, otra vez, lo hace sólo parcialmente, porque ni el líder se parece en nada a Moisés ni tiene un sólo atributo de este profeta: no habla cara a cara con Dios (aunque él dice que sí), ni es manso como Moisés, ni es el profeta del tamaño de Moisés. Lo peor: no sigue el ejemplo misericordioso de Moisés; no sale y exige a Dios que sane “en ese instante” a Aarón y María (Números 12:13). Por el contrario, cuando el líder abusivo sabe que alguien está en desacuerdo con él, que se le señala su forma de “pastorear” o los malos manejos administrativos que hace del dinero, o simplemente el pastor se siente a punto de ser descubierto en algún pecado oculto, iracundo se sube al púlpito y comienza a condenar a quienes “murmuran” contra él. Sintiéndose Moisés a los ojos de Dios, emite el juicio contra el murmurador que osó “hablar” del varón y/o de su familia.
De esta forma, el silencio llega a ser la fortaleza donde el líder esconde todas sus fechorías; él mismo se excluye de todo desafío y escrutinio. ¿Es esto lo que hacía, por ejemplo, el apóstol Pablo? ¡No! Pablo se defendió con argumentos sólidos y se abrió a la investigación frente a quienes hablaron mal de él; jamás los condenó ni les deseó la lepra o algo similar (2 Corintios 2:12-17 y 3)
Existen otras reglas similares que son inventadas en el momento, al vapor, con tal de alejar a los que están en “rebeldía” contra el líder acosado; éstas son algunas de esas reglas temibles: “Si no diezmas no puedes servir”, “Si no te casas bien, dejas de ser ujier”, “Si no vienes los martes a la junta, ya no puedes tocar en la alabanza”; y así, una retahíla interminable de reglas que, como es el líder quien las implanta a su gusto, se aplican a diestra y siniestra, según se van necesitando para eliminar los “ataques del enemigo”. Los únicos que no sufren de estas reglas son aquellos que se quedan callados, sumisos y tolerantes. Éstos, se unen al liderazgo abusivo aunque no estén del todo de acuerdo con ellos. Y es que los abusivos tienen una frase mágica para hacer desaparecer toda amenaza de los enemigos de enfrente: “Si hablas de que hay problemas en la iglesia, entonces TU ERES EL PROBLEMA; nosotros estamos bien pues somos los “ungidos” de Dios”. El mensaje para los que se han quedado en la iglesia es simple: “Haz lo que ellos (los rebeldes) hicieron, y serás expulsado como ellos”. Estas amenazas van acompañadas de sentencias nada gratas: “¡Ah!, pero si te sales de nuestra “cobertura” te irá mal, tu familia va a enfermar, perderás el trabajo, caerás en maldición, te vendrán días de amargura …”

3. Un estilo de vida rígido y legalista
La tercera característica de las iglesias abusadoras es el estilo rígido y legalista de sus miembros. Esta rigidez es un resultado natural del estilo de liderazgo abusivo. Las iglesias abusadoras exigen la devoción inquebrantable a la iglesia de sus seguidores. La lealtad a la iglesia tiene prioridad por sobre la lealtad a Dios, la familia o cualquier otra cosa.
A menudo se presiona a los miembros a asistir a estudios bíblicos cinco, seis o siete días a la semana. Existe un requisito para hacer evangelismo; se debe cubrir cierta cuota de contactos, y algunas iglesias llegan a exigir que los miembros completen tarjetas de tiempo que registran cuántas horas han dedicado al evangelismo, etc. Se hacen programas diarios para la persona, con lo cual está cumpliendo el ministerio de la iglesia interminablemente. Los miembros de este tipo de iglesias frecuentemente abandonan la escuela, dejan de trabajar o aun desatienden sus familias para hacer el trabajo exigido por la iglesia. Hay también pautas para el vestido, las citas, las finanzas, etc. Este tipo de detalles se consideran de gran importancia.
En iglesias como éstas, las personas comienzan a perder su identidad personal y a actuar como robots programados. Muchas veces, la presión y las exigencias de la iglesia harán que el miembro tenga una crisis nerviosa o caiga en una depresión severa. Al pensar en estas características se piensa en el Perfecto Amor: vienen a la mente las palabras de Jesús acerca de los fariseos, que "atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (Mateo 23:4). ¡Qué contraste con el estilo de liderazgo de Jesús, que dijo: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo . . . Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana" (Mateo 11:28-30)!

Falta de Balance en la Enseñanza

Cuando los abusivos sienten y ven que entre más la gente que los sigue conoce las Escrituras o asiste a estudios bíblicos más profundos en otras iglesias, o simplemente aprende por la Internet o mediante programas a distancia, se les va identificando como de los que se “rebelan”; entonces los líderes optan por dos cosas: 1) condenar enseñanzas que no se hallan dado allí, y 2) enseñar poco, dar la enseñanza con medida, elegir a un grupo “selecto” de líderes agachones para prepararlos como “ministros”, o simplemente cancelar toda enseñanza (excepto la que puede ser controlada y dicha por el pastor).
¿Qué se hace entonces? Se sustituye la enseñanza con la emoción, manipulación de sentimientos, predicaciones gritonas y sin contenido, reforzamiento desde el púlpito acerca de quién es el “ungido de Dios”, prohibición de “andar pastando en otros prados” (ir a otras iglesias), “Si quieres leer algún libro pide permiso a tu líder”, etc. Gradualmente la enseñanza bíblica profunda se sustituye por otros discursos seculares, planes de crecimiento, estrategias financieras; todo, con tal que los miembros que todavía siguen al líder nunca lleguen al fondo del asunto en conocimiento bíblico.
Para que la “oveja” ya no ande preguntando aquí y allá si puede o no obtener más enseñanza, el pastor se sube al púlpito y proclama desde allí que “Él es el único que recibe revelación de Dios, y en esos momentos se la está pasando a las ovejas tal y como Dios se la dio esa mañana; las ovejas, se les dice, deben de aceptar esa revelación, y bastarse para el resto de la semana... O irse”.
No estamos diciendo que no haya hombres que reciban revelación y Palabra de parte de Dios; sí los hay, están sentados en las bancas de la iglesia, maestras cuidando a los niños, ujieres que recogen ofrendas, hombres que barren y friegan el piso para que mantener limpio el templo. Por lo menos eso es lo que la Biblia dice. Sí, sí existe la revelación de Dios al hombre, pero sin discriminación ni selecciones absurdas como pretenden hacernos creer el equipo de los “ungidos”. Ahora bien, esta revelación se sabe que es de Dios cuando se predica y habla, porque simplemente no trata de controlar, manipular, condenar, herir, lastimar.

4. Cambios frecuentes del nombre del grupo/iglesia
Una cuarta característica de las iglesias abusadoras es el hábito de estar constantemente cambiando el nombre de la iglesia o misiones. A menudo, un cambio de nombre es en respuesta a publicidad desfavorable en los medios. Algunas iglesias abusivas han cambiado su nombre varias veces en el transcurso de unos pocos años.
Si usted está en una iglesia de este tipo, que ha cambiado de nombre varias veces debido a la mala publicidad, o si siente la presión incesante de vivir de acuerdo con sus exigencias, probablemente sea tiempo de evaluar cuidadosamente el ministerio de la iglesia y su participación en ella.
La paranoia y ostracismo ministerial
Donde quiera que haya una iglesia o familia abusivas, habrá un sentido (hablado o no hablado) de que “Los otros no entienden quiénes somos, por lo tanto no les permitimos nos critiquen o persigan”. La paranoia se conoce simplemente como “delirio de persecución”. Esto se expresa dentro del núcleo del sistema abusivo con frases como: “Gente mala, peligrosa y nada espiritual trata de destruir nuestro ministerio”. Cuando surge un problema en la iglesia de desacuerdo o posible división, sus líderes no son capaces de voltear a ver qué es lo que falló en el liderazgo que ellos mismos ejercen; por el contrario, inmediatamente miran hacia afuera y buscan un culpable o culpables. Ellos están bien, el enemigo (es decir, Satanás personificado en quienes los confrontan) los está atacando.
Lo otro resulta más lamentable aún. Si uno de los miembros del grupo abusivo supremo (pastor y familia) cometen un error, caen en pecado, deben algo de dinero, o simplemente tienen “rebeldías” dentro de su misma ostra familiar, inmediatamente se cubren los unos a los otros. Que la gente no sepa lo que pasa aquí en la familia. Cuando algunos de los líderes más cercanos a esta suerte de familia Corleone, se da cuenta del asunto, el pastor inmediatamente lo instruye a que no corra la voz, que se calle; eso se queda, por lealtad al pastor (al hombre, no a Dios) entre familia.
Lo peor ocurre inmediatamente después. Si el líder duda acerca de hacer saber lo que pasa en el nicho del pastor, entonces éste le pide que recuerde que él, el pastor, está directamente en comunicación con Dios, es su mensajero, su “ungido”. Y entonces viene una frase letal, anti-bíblica, ridícula, y risible: el pastor afirma: “Imagina, si la iglesia, la congregación sabe del problema “¿Qué van a pensar esa gente acerca de Dios?” (¡!!!!)
Es decir, el pastor echa la culpa de su reputación a Dios. No quiere que la gente se decepcione de él, pues piensa que si se decepcionan de él, muchos se decepcionarán también de ¡Dios!!!! Con eso espanta el pastor al pobre subalterno. Hágame usted el favor.
A medida que la vida espiritual de la familia abusiva se deteriora, menos comunicación tiene con el resto de la congregación. El pastor se esconde, finge que prepara mil y una cosas, pero nunca entrega resultados.
Lo más absurdo. Si de repente se llega a invitar a algún predicador foráneo a exponer la Palabra, y éste comienza a hablar con la Biblia en la mano acerca de todos los puntos tratados en este estudio, los líderes de esa iglesia ¡aceptarán el mensaje! Lo bueno no es que lo acepten con gritos de ¡Amén, Aleluya!, asintiendo con la cabeza y dando Glorias a Dios, sino que, dada la conciencia cicatrizada de los abusivos, piensan en todo, menos que el mensaje fue para ellos: !Creen que la predicación que reprueba sus prácticas es para el resto de la congregación y no para ellos! El sentido de “ungidos” que ellos mismos se han dado, les impide ver su propio pecado. Para ellos ya no hay palabra alguna que les venga; ya toda palabra ha sido superada por ellos, quienes se encuentran en la mera punta de la pirámide, como Moisés, hablando cara a cara con Dios.

5. Desaprobación de todas las demás iglesias
Consideremos ahora la quinta característica: las iglesias abusadoras suelen desaprobar a todas las demás iglesias cristianas. Se consideran una elite espiritual. Sienten que ellas solas tienen la verdad, y todas las demás iglesias se han corrompido. Por lo tanto, no se asocian con las demás iglesias cristianas. Estas iglesias suelen referirse a ellas mismas con nombres especiales tanto como ridículos: "el rebaño sagrado", "el remanente fiel" o "el ejército de Dios del final de los tiempos". Hay, también, un sentido de orgullo porque los miembros sienten que tienen una relación especial con Dios y con su movimiento en todo el mundo, o en el país o en la colonia. En su libro Churches That Abuse, el Dr. Ron Enroth cita a un ex miembro de uno de estos grupos que dice:

"Si bien no lo decíamos abiertamente, en el fondo de nuestro corazón realmente sentíamos que no había un lugar en el mundo como nuestra asamblea. Pensábamos que el resto del cristianismo estaba de recreo".

La Biblia deja en claro que no hay grupos o iglesias que son una elite espiritual. Efesios 4:3-6 dice: "Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos".
La iglesia cristiana universal está unida por el mismo Dios, el mismo Espíritu Santo y las creencias fundamentales de la Biblia, que incluyen cosas como la trinidad, la autoridad de la Biblia, la muerte y resurrección de Jesús, la deidad de Cristo, la justificación solo por la fe, etc. En estas verdades fundamentales, estamos unidos. Una iglesia que considera que es una elite y no se relaciona con otras iglesias no está motivada por el espíritu de Dios sino por el orgullo divisivo.
6. Complejo de persecución
Ya nos habíamos referido a la paranoia que muchos líderes abusivos poseen. Esta característica es consecuencia natural de la anterior. Como las iglesias abusadoras se consideran una elite, esperan persecución del mundo y aun se nutren de esto. La crítica a la que son sometidas por sus métodos abusivos y evidente falta de fundamento bíblico, les sirven a estas iglesias –no como una forma de reflexión y cordura¾ sino ¡como evidencia de que son la verdadera iglesia, perseguida por Satanás!... ¡Hágame Usted el favor!. Sin embargo, la persecución recibida por iglesias abusadoras es diferente de la persecución que recibió Jesús y los apóstoles.
Jesús y los apóstoles fueron perseguidos por predicar la verdad. Las iglesias abusadoras atraen gran parte de su prensa negativa por sus propias acciones. Sin embargo, toda crítica recibida, independientemente de su origen -cristiano o secular- siempre se considera como un ataque de Satanás, aun cuando las críticas estén basadas en la Biblia. Esto hace que sea difícil testificar a una persona de una iglesia de este tipo, porque verá su intento por compartir el evangelio con ella como persecución. En pocas palabras: toda oposición a sus prácticas nefastas, las ven como persecución.

7. Proceso de salida doloroso
Absurdamente, una de las características del Abuso Espiritual es que la salida de éste es un proceso doloroso y difícil. Los miembros de muchas de estas iglesias temen salir por la intimidación, presión y amenazas de juicio divino. A veces, los creyentes que dejan estos ministerios son acosados y perseguidos por líderes de la iglesia. La mayor parte del tiempo, los que deciden abandonar son ridiculizados y humillados públicamente ante la iglesia, y se les dice a los miembros que no tengan ninguna relación con ningún ex miembro. Esta práctica se llama evitación.
Muchas personas que dejan iglesias abusadoras, debido a la intimidación y el lavado de cerebro llegan a sentir que han dejado a Dios mismo. Ninguno de sus anteriores compañeros quiere tener comunión con ellos, y se sienten aislados, abusados y temerosos del mundo. Un ex miembro de un ministerio universitario específico dijo: "Si uno se va sin la aprobación del liderazgo, recibe condena y culpa. Mi pastor me dijo que pensaba que era satánico que yo me fuera y se preguntó si yo podría continuar mi experiencia de salvación".

Algunas Características de los grupos abusivos

1. Una actitud de superioridad: “nuestra iglesia es mejor que cualquier otra”.
2. Falta de tolerancia en los desacuerdos con el liderazgo; se suprime la forma de pensar que difiera de los líderes y, más aún, del pastor.
3. Agendas escondidas, como una forma deliberada de tomar decisiones “en el momento”, es decir, cuando alguno de los miembros se muestra en “rebeldía” o se sospecha que cuestiona la conducta del pastor y/o su familia.
4. Imposición de creencias en el sentido de que la desobediencia a lo que el pastor dice (y que no trata en absoluto de manera bíblica), es pecado, cuando en realidad no lo es. Una vez que el discípulo ha sido convencido por su líder que la desobediencia es algo pecaminoso, el discípulo tomará control de sí mismo y de su propia voluntad para seguir las sugerencias de su discipulador, con el propósito de evitar la culpa. Ejemplo: “si te sales de esta iglesia, estás en desobediencia a tu pastor, y caerás en maldición…”; resultado: el miembro sigue allí aunque se sienta más que a disgusto.
5. Los sentimientos del discípulo llegan a ser esclavos de los consejos del líder o discipulador.
6. La información que el grupo define como negativa, en lo que concierne a los líderes, es suprimida haciendo a un lado de sus funciones como miembro, al discípulo que se atreve a hablar. Esta humillación es frecuentemente realizada mediante modelos o estándares de conducta no bíblicos que causan en el discípulo culpa y vergüenza. Por ejemplo, si el que habla “negativamente” tiene un puesto de maestro de niños, y falta un domingo a la iglesia por causa de su trabajo (un otra razón); ese es un pretexto “razonable” para hacerle ver que “ha fallado a Dios” y que se le va a “disciplinar”, sentándolo algunos domingos… Esto, naturalmente, se hace con el propósito de hacerlo a un lado, se desanime y se vaya de la iglesia.
7. Los grupos abusivos usualmente mantienen un significado adicional de lo que quieren decir con “obediencia” y “sumisión”. Estas palabras jamás van a expresar exactamente lo que el pastor desea decir con esto; en el momento menos esperado, el líder añadirá, a su criterio, un nuevo significado a esas palabras, según le convenga o sirva para salir de algún enredo.
8. Los grupos abusivos le dan poco valor a la defensa que de ellos mismos hacen los discípulos, mediante la distorsión de conceptos altamente importantes de compromiso y verdad. Naturalmente, estos conceptos son distorsionados por los líderes, dándoles un significado que la Biblia no se permite. Ejemplo: “Cuídate de contradecir al pastor… es tu palabra contra la de él, y recuerda que él es el “ungido” a través del cual Dios trae bendición para ti y tu familia”.

Los grupos abusivos pueden:

1. Hacerte sentir lejano a la familia (pregunta a tu familia si ellos sienten que te has alejado de ellos emocionalmente, porque tú, por ti mismo, no estás en posibilidad de ver esto.
2. Causar que tus decisiones espontáneas disminuyan, pues ahora quieres verificar con tu líder primero.
3. Causar que abandones tus antiguos pasatiempos y amigos (los sanos, claro)
4. Causar la interferencia de planes familiares normales, por estar pensando en qué dirá tu líder con respecto a la decisión que puedan tomar tu y tu familia.
5. Aceptarlos consejos de tu líder tan rápidamente que alguien perciba que estás indebidamente influenciado o controlado.
6. Hacerte creer de manera sutil que la obediencia y sumisión a un ser humano cualquiera, es signo de crecimiento espiritual, aún cuando tú no te sientas bien.
7. Crear culpa y vergüenza innecesarios cuando tus deseos no coinciden con los de tus líderes, y tu personalidad real se suprime. Esto provoca que pierdas tu iniciativa personal, tengas problemas emocionales serios, depresiones profundas; todo debido a que tu discipulador te ha indicado que, al no coincidir con él, estás faltando a la voluntad de Dios.

Lecturas Recomendadas

Iglesias Abusadoras, Pat Zukeran, Probe Ministries, Trad. Alejandro Field
The Subtle Power of Spiritual Abuse, by David Johnson & Jeff VanVonderen. Minneapolis, MN: Bethany House Publishers, 1991.
Toxic Faith, by Stephen Arterburn & Jack Felton. Nashville, TN: Oliver Nelson, 1991. Note: This book is also marketed under the title Faith that Hurts, Faith that Heals.)
Healing Spiritual Abuse, by Ken Blue. Downers Grove, IL: IVP, 1993
Churches that Abuse, by Ronald Enroth. Grand Rapids, MI: Zondervon, 1992.
Recovering from Churches that Abuse, by Ronald Enroth. Grand Rapids,MI: Zondervon, 1994.
The Performance Illusion, by Chap Clark. Colorado Springs, CO: Navpress, 1993
Twisted Scriptures by Mary Alice Chrnalogar. USA: Lazareth Projects, PO Box 8021; Chattanooga, TN 37414, 1996.
Healing for Damaged Emotions, by David A. Seamands. USA: Victor Books, 1981
Recovery from Spiritual Abuse, by Dale & Juanita Ryan. Downers Grove, IL: IVP, 1993.
Damaged Disciples, by Ron & Vicki Burks. Zondervan, Grand Rapids, Michigan.

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